NOVENA ETAPA: PALAS DEL REI – ARZUA


Se levantaron temprano para continuar su camino, 28 kilómetros tenían por delante en aquella jornada.
Hoy llegarían a la provincia de La Coruña, ultima del camino, y una nueva barrera psicológica a superar, al igual que fue la de superar el kilometro doscientos o el entrar en Galicia.
Enfilaron la Rua do Apostolo, para junto a la carretera abandonar aquella amable ciudad, de la que se llevaron un grato recuerdo, camino de San Xulian, Pontecampañas y Casanova, ultimos lugares habitados de la provincia de Lugo.


Los restos de un antigua calzado romana les dieron la bienvenida a La Coruña para conducirle a Leboreiro, donde pasaron camino de Furelos, con su puente romano para poco después llegar a la ciudad de Melide.
Melide resulto ser una ciudad bastante grande, donde pudieron comprar todo lo que necesitaron, y vieron como muchos de sus compañeros de camino paraban a comer pulpo en Casa Ezequiel, a pesar de no ser mucho más tarde de las diez de la mañana.

Continuaron su marcha al salir de Melide entre bosques y caminos de tierra, en un continuo subir y bajar, que iban minando las fuerzas de la pareja.
El entorno les ayudaba y les animaba a seguir y cruzaron Boente y Castañeda, donde según se cuenta en el Codex Calixtinus se encontraba la fábrica de cal para la construcción de la catedral de Santiago, con las piedras que los peregrinos llevaban desde Triacastela.




Un poco más adelante llegaron a Ribadiso da Baixo, un pequeño pueblo con poco más que unas cuantas casas y uno de los albergues más recomendados del camino, pero no era ese su destino ese dia, y tras tener que afrontar una fortisima subida, en la que comprendieron por que Ribadiso era “da Baixo”, llegaron a Arzúa, y tras atravesar el pueblo, por fin, pudieron descansar espaldas y piernas y entregarse a un buen merecido descanso.

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