SEPTIMA ETAPA: SARRIA – PORTOMARIN

El dia se despertó nublado y mientras desayunaban antes de ponerse en camino la lluvia hizo acto de presencia, obligandoles a sacar las capas de lluvia de sus mochilas.
Los primeros kilómetros los recorrerian por caminos rurales y corredoiras en una sucesion sin fin de una fina lluvia y tramos soleados donde se veian obligados a recogerse las capas debido al calor que le provocaban los ponchos de plastico que les protegian del agua.


En el lindero de una vereda vieron a un grupo de peregrinos con ropas muy limpias y planchadas sacando numerosas fotos, el motivo lo descubrieron al acercarse. Alli estaba el mojon indicativo de que faltaban cien kilómetros para Santiago, la distancia necesaria para que al llegar les hicieran entrega de la Compostela.
A partir de esa etapa fueron numerosos los grupos de peregrinos que encontraron en su camino, contrastando con la soledad y tranquilidad de los dias anteriores.
La lluvia aparecia intermitentemente, arreciando poco antes de llegar a Brea, lugar donde tenian prevista la parada, obligandoles a refugiarse en un coqueto bar donde coincidieron numeros caminantes sorprendidos por la tromba de agua.


Después de reponer fuerzas y esperar a que escampara o al menos bajase la fuerza de la lluvia reanudaron el camino, llegando a Ferreiros y a Rozas, donde comenzaron una vez mas a descender, con la vista ya puesta en un lejano aun Portomarin.
Tras varios kilómetros de suave y continua bajada el camino les anunciaba que se acercaban al final de la etapa, con una pronunciada bajada, desde donde pronto pudieron ver el embalse de Belesar, que esconde bajo sus aguas la antigua ciudad de Portomarin.
Cruzando el embalse sobre un puente llegaron a la nueva Portomarin y al final de su etapa.



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